
BUENOS AIRES
En Buenos Aires conocí a la muerte,
se me presentó en la avenida 9 de julio,
me dijo que estaba sola
y yo, como buen cristiano le creí.
Me invitó a su departamento,
en las afueras de la ciudad.
Por ahí empezaron las caricias, el desenfreno
para luego terminar desparramados
por la habitación,
el resto, ya se sabe, es sólo leyenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario